Aunque se
llame Tierra, si lo vemos desde el espacio, nuestro planeta parece más bien de
agua, ¿no lo crees? ¿Alguna vez te has detenido a pensar exactamente qué
proporción del planeta es tierra, y qué proporción es agua? La respuesta podría
ser muy sencilla, pero no lo es tanto. Investiguemos un poco y tratemos de
responder esta pregunta.
¿Cuánta agua hay en el planeta?
Al
analizar la superficie del planeta, sencillamente se puede estimar que un
71% está cubierto de agua, y el restante 29 % es masa continental. Ahora bien,
la superficie no equivale a la masa, por lo tanto no podemos afirmar que la
Tierra sea un 71 % de agua y el resto de tierra. Debemos ser un poco más
específicos.
De
la cantidad total, el 96,5 % es agua salada y
se distribuye entre los océanos, mientras que el restante 3,5 % es agua dulce
que se encuentra a nivel superficial en forma de ríos y arroyos, a nivel
subterráneo en forma de acuíferos naturales, y en forma de hielo en
los polos y cimas de montañas.
El 70,8% de la superficie terrestre está ocupada por
agua, pero tan solo un 2,5% de toda el agua existente en el planeta es agua
dulce, o sea, apta para consumo. De esta, la mayoría se encuentra inaccesible
en glaciares, en los polos, etc, así que tan solo disponemos para consumo del
0,5% que es agua subterránea o superficial. En la Tierra habitan actualmente
6.000 millones de personas, de las cuales, cerca del 20% viven en 50 países que
carecen de este vital líquido y, siguiendo con el actual ritmo de consumo,
en breve esta se convertirá (se ha convertido ya) en un problema capaz de generar
conflictos armados e incidirá (está incidiendo ya) en el futuro de la
diversidad biológica de muchas zonas del planeta.
Se entiende por consumo doméstico de agua
por habitante a la cantidad de agua que dispone una persona para sus
necesidades diarias de consumo, aseo, limpieza, riego, etc. y se mide en litros
por habitante y día (l/hab-dia). Es un valor muy representativo de las
necesidades y/o consumo real de agua dentro de una comunidad o población y, por
consiguiente, refleja también de manera indirecta su nivel de desarrollo
económico y social. Este indicador social se obtiene a partir del suministro
medido por contadores, estudios locales, encuestas o la cantidad total
suministrada a una comunidad dividida por el número de habitantes.
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